Las Escrituras llaman a San Miguel: uno de los Primeros Príncipes (Dn.10: 13) y el jefe de los ejércitos celestiales que combatieran las potencias infernales (Ap.12: 7).
Está a la cabeza de los coros angélicos en la vigilancia, la concordia y la unidad.
San Miguel detuvo el brazo de Abraham para salvar a Isaac, él guiaba al pueblo de Israel cuando salió de Egipto. Es él que estaba en el horno ardiente en Babilonia, quien cerró la boca de los leones en el foso de Daniel, quien liberó a los Apóstoles de la prisión y quien tendrá la balanza en el Juicio Final.
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